Conchudamente

Honesto

11:47

CRONICAS DEL PAIS DE LAS MARAVILLAS(1)

Publicado por Marius Eguiluz Najar |


La Cascada



Caminaba por la calle Mercaderes, eran las 6 de la tarde, me dirigía al CEC a buscar a mis amigos, recuerdo que estaba a una cuadra del Interbank, en la mitad de esa cuadra llena de gente caminando, un típico sábado por la tarde de Arequipa, esa tarde que ya se estaba volviendo noche; yo estaba algo distraído, casi siempre estoy algo distraído, pensando ¿en que lugar estarían mis amigos?, ¿Qué seria de Jade?, ¿ me encontraría de nuevo con las chinas?, ¿Qué seria de mi vida?, QUE IMPORTA MEJOR ME APURO-pensé- y fue cuando vi a la señora, tenia unos 60 años y se agacho a recoger un billete de 100 soles del suelo, y mientras hacia eso, a la vez decía con un tono asustado, que parecía como un susurro pero en voz alta. “ME LO RECOJO, SE LE HA CAIDO, NADIE ME HA VISTO, NADIE LE VA A DECIR”.

Yo la miraba sorprendido, estupefacto, un poquito de susto corría por mi ser, pero sobretodo sorpresa, y en eso sus palabras se dirigieron a mi: “NADIE ME HA VISTO, NADIE LE VA A DECIR, USTED NO LE VA A DECIR NADA JOVENCITO, NADA NO”.

Pase poco a poco de la sensación de asombro a un recuerdo borroso que se acercaba lentamente a mi memoria: era de “pato”, si pato, me contó algo parecido a lo que me estaba sucediendo, o no era pato, de repente otra persona me habría contado eso, me habría contado sobre una señora vieja, dinero, estafa, que lo llevaron a un lugar, y que esa señora tenia secuaces, lo asaltaron, lo asustaron.

Todo eso paso en unos segundos, todos esos pensamientos y sensaciones en mi, volví a mirar a la señora y corrí, corrí hasta la esquina y me detuve, por suerte el semáforo estaba en verde, cruce rápidamente y al llegar a la cuadra siguiente volví a correr, mire un policía mientras corría, el gendarme estaba de guardia en el Interbank, después de avanzar unos pasos mas, me detuve y se me ocurrió hablar con el policía, después de unos segundos de indecisión, retrocedí los pasos necesarios y le dirigí la palabra al policía.

-Disculpe, señor existe una modalidad de robo, donde te boten un billete al suelo y te digan que se le ha caído a alguien-le pregunte al policía, el tenia como unos 40 años y era blanco, gordo, panzón como casi todo policía, no recuerdo mas de él, solo que su barriga rebalsaba (lo que ahora me hace pensar en el jefe Gorgory de los Simpson).

-Si, se llama cascada, te lanzan un fajo de billetes, y te dicen que se le ha caído a alguien, solo el de arriba es un billete, el resto son papeles, él de arriba es un billete falso, hacen que les des todo lo que tengas en ese momento, tu celular todo-me estaba explicando el policía.

-A cambio de ese dinero-interrumpí al policía.

-Si, y por que me haz preguntado todo eso

-Acaban de intentar hacerme eso, como a una cuadra- le dije mientras señalaba el lugar donde había sucedido el evento y seguí hablando-me di cuenta, porque a un amigo le había pasado y al toque corrí, pensé que podría tener secuaces, era una señora de unos 60 años, me dijo se le ha caído a alguien, usted no se lo dirá a nadie.

Y me di cuenta que además pensé en un momento en que la señora no estaría sola en lo que hacia. Pero ahora que lo pienso bien, la reacción que tuve fue mas que todo una simple reacción ante una situación peligrosa para mi subconsciente, podría llamarlo instinto de supervivencia estimulado de alguna manera por ese recuerdo borroso de la historia que me había contado pato.

Recién en esos momentos recordé la historia de pato de una manera clara, mientras le decía al policía: Pero solo me arrojaron un billete, nada mas, un billete de 100 soles, no fue un fajo.

-Arrojan un fajo pero lo tuyo fue diferente. Uhmm y hace cuanto fue?

-Hace menos de un minuto… ¿cree que alguien pueda caer en eso?-le pregunte

-No se, puede ser, yo iría ahora, pero estoy de guardia aquí, mi compañero se fue un rato a la otra calle, apenas venga lo mandare, donde tu me dijiste.

-Gracias señor-me despedí de él, creo que le di la mano.

La historia de pato es la siguiente: él me contó que una vez en el Terminal terrestre de Arequipa, recién llegado pato a la ciudad blanca, una señora encontró dinero frente a el y le hizo la misma jugada que me quisieron hacer a mí, luego lo llevo a un lugar descampado, donde estaban los “socios” de la señora y lo obligaron a dar todo lo que tenia, le robaron, lo estafaron, además de traumarlo un poco.

Esa era la historia de pato y la mía esta por terminar, ya me había despedido del policía, me había volteado y caminaba de nuevo hacia el CEC, pensaba en este incidente, en la historia de pato, en Jade, en las chinas, y en mis amigos, tenia ganas de orinar, así que entre al “Patio del Ekeko”, a usar su baño.

EL FIN

Marius Eguiluz Najar


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