Conchudamente

Honesto

1:26

EL PAÍS DE LOS SUEÑOS

Publicado por Marius Eguiluz Najar |



San Pedro es una ciudad, en San pedro vive Sango, Sango ama a Claudia o Audia, como él le dice; todas las noches viajan por las calles de la ciudad y cuando se aburren de esta contaminada urbe, viajan a otros mundos hechos de amor y fantasía, el procura su felicidad, inventa paraísos para ella, para los dos.


Esta noche viajaron a un lugar lleno de fuegos artificiales, juegos mecánicos, a un parque de diversiones gigante, más bonito y grande que Disneylandia.


-Audia, mi amooog, quieres un algodón-dice Sango, ofreciéndole un rosado, lindo y apetecible algodón de azúcar.


-Si, mi amor-le dice ella, el le da le algodón, ellos ríen, están agarrados de la mano, se siguen riendo, suben a la rueda de la fortuna, gritan, ríen mas, son tan felices, pero suena el despertador, ya es de día, ya el hermosos sueño se acabo, es hora de hacer los quehaceres, de ayudar a mama; Sango pasa la mañana ayudando a su madre, al mediodía después de almorzar se pone ver las cosas que para él son sus trofeos, sus colecciones, tenia entre estos objetos, monedas antiguas, balas de todo calibre, revistas de épocas lejanas, estampillas de varios países y otros, pero sobre todo valoraba la bala de su papa el policía, su ídolo, su héroe.


Todo eso lo hacia en la mañana y en la tarde iba todos los días al hospital a visitar a su Audia, se sienta al lado de esa cama de hospital y le cuenta todo lo que sucede en San Pedro. Sango también le contaba todo lo que sucedía en sus sueños, el estaba seguro que en las noches ellos se juntaban realmente en esos sueños y vivían juntos esas fantásticas aventuras.


-¿Quién es ese chico?-pegunto el medico nuevo del hospital, que recién llevaba pocos días trabajando en ese establecimiento-que viene a ver a la paciente Villanueva, esa jovencita que esta en coma, todos los días.


-Se llama Sandro, en su barrio le dicen Sango, era vecino de la chica, Claudia Villanueva, el es medio retardado, desde chiquitos eran muy amigos, paraban siempre juntos, cuando crecieron, Sandro se enamoro de ella, Claudia obviamente no le correspondió, le decía que solo podían ser amigos, el estaba loco por ella, bueno sigue loco por ella, luego paso lo del accidente y ella termino en coma, el no ha dejado de venir, viene todos los días ha hablarle-respondió la enfermera a la interrogante del doctor.

Unas cuantas lágrimas brotaron de los ojos del medico y le dijo a la enfermera:


-¿El sabe que le quitaremos el respirador artificial esta noche? ¿Qué la hemos desahuciado después de los últimos exámenes que le hicimos? ¿Y que su familia quiere que descanse en paz de una vez por todas?


-No se doctor, algo debe imaginarse-respondió la enfermera.


La hora de visitas había terminado. Sango se despedía de su amada Audia, él sabia que era la última vez que la vería en ese hospital. El medico nuevo se le acerco y le dijo:


-Hijo soy el doctor Prado, quiero decirte que esta…-por un momento se trabo- que esta es la ultima vez que podrás venir a ver a Claudia, la llevaremos a un lugar donde estará mejor, lo malo es que ahí tu no podrás visitarla-el medico sudo un poco y ojos se humedecieron-uhmm, por lo menos por un tiempo.


-Doctor, no soy tan tonto como crgeen, o como les pagezco, le van a quitag eso con lo que gespira, he escuchado hablag a la gente de aquí, además mi papa es policía y se que las pegsonas cuando sufgen accidentes a veces tienen que usag eso y se lo pueden quitag.


-Hijo se que la quieres-el doctor abrazo al muchacho, Sandro comenzó a llorar, al momento de despedirse tenia la cabeza mirando el suelo, después de estrechar la mano del medico, corrió como loco a donde había dejado su bicicleta y continuo llorando hasta su casa, ya dentro de ella trato de ponerse fuerte o por lo menos intento aparentarlo.


Esa noche el chico enamorado y desesperado no pudo dormir, ya de madrugada seguía despierto, ya eran las 3 de la mañana, salio de su cuarto a cumplir el plan que había elaborado hace unos días, desde que se entero del destino que correría su amada, saco su bala, amuleto y trofeo de su baúl de reliquias, se dirigió al sótano sigilosamente para no despertar a sus padres, busco la pistola de su padre, le puso la bala, coloco la pistola en su boca, jalo del gatillo del arma, hasta que un disparo le voló los sesos y quedo tumbado en el suelo, rodeado de su sangre, mientras sus padres se despertaban por el ruido ocasionado por el disparo.


Sango a pesar que tenia esa bala hace años, recién la semana pasada había decidido que iba a utilizarla al descubrir que a su Audia le iba a desconectar el respirador artificial, concluyo que esta fatal decisión seria la única manera de seguir con Audia para siempre, para así dormir eternamente como su amada, si la muerte es solo un sueño eterno, ahora los dos se encontrarían en el país de los sueños y podrían ser felices para siempre entre fuegos artificiales, juegos mecánicos y algodones de azúcar.




FIN


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